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Así es el proceso de comprar un yate nuevo, proceso para adquirir un barco nuevo comienza con una visita al astillero que la compañía tiene en un astillero dedicado a este tipo de embarcaciones.

  • El cliente puede personalizar desde el número de habitaciones hasta el tamaño de la nevera, pasando por el color del casco.
  • El mercado náutico se ha disparado desde la pandemia.

 

 

Sin duda alguna, los yates son un objeto de deseo en verano. Cuando el calor aprieta, nada mejor que echarse al mar. Y en los últimos estíos, marcados por el coronavirus, muchos han visto en ellos una solución para unas vacaciones seguras. No en vano, desde la pandemia “el mercado náutico se ha disparado”, como apunta Ione Astondoa, responsable de producción, marketing y comunicación en el astillero Astondoa, fundado por su familia hace un siglo y actualmente dirigido por su padre. Además, afirma que el perfil del cliente ha variado en estos tres últimos años. Si bien se mantiene que suelen ser empresarios, la edad media ha descendido de los 50 años a los 40.

 

Aunque hay quienes fantasean con diseñar su propio yate, lo más común entre sus compradores, explica Ione Astondoa, es que personalicen algunos de los modelos que la empresa tiene en el mercado. “Igual es el sueño de un cliente, pero si solo vamos a fabricar uno, hay que sopesar si merece la pena. No estamos cerrados, pero no es una cosa habitual. Puede ser que, si se trata de un diseño en el que ya se está trabajando para lanzar al año siguiente, se tenga en cuenta al cliente y que este intervenga de alguna manera en el resultado final, aunque no es lo más común”.

El proceso para adquirir un barco nuevo comienza con una visita al astillero que la compañía tiene en Santa Pola, Alicante, para que el interesado tenga una referencia y unas nociones de cómo está terminado el modelo y las calidades y las prestaciones que presenta. Además, allí tiene la oportunidad de reunirse con el equipo de diseño y ver en el showroom todas las muestras de tejidos, texturas, pieles, tipos de suelo y de techo, acabados, luces… “Incluso si en vez de un camarote quiere una sauna, como ya se ha dado el caso”, apunta Astondoa. Las peticiones del cliente, que pueden ser cosas tan específicas como una nevera un poco más grande, quedan plasmadas en unas imágenes en tres dimensiones, para ver cómo quedaría y por si hubiera que cambiar algo que no termina de encajar. “Esto se trata como una casa, y aunque elija algún interior que consideremos que podría pegar de otra manera o con otro tipo de decoración, es su barco. Incluso si quieren pintar el casco de algún color, aunque a nosotros nos pueda parecer más o menos bonito, o que quede bien, al final la decisión es suya. Cierto es que suelen dejarse aconsejar” añade. Una vez aprobado el diseño final, toca empezar con la construcción.

 

“El tiempo de entrega depende de la eslora del barco. El modelo más pequeño, que son 12 metros, en un par de meses está listo. El de 18 metros, que es nuestro modelo más vendido, entre cuatro o cinco meses. Si es de 24 metros, entre seis y siete meses. También hay que tener en cuenta si es el primero que se va a construir, que entonces tardará más. Porque hay que fabricar el modelo y el molde, para luego tener la pieza, que es el barco”, explica la responsable de comunicación de la firma.

Entre los tres centros de producción que tiene la empresa, cada año fabrican entre 15 y 25 yates, dependiendo de lo grandes que sean los que les encargan. En lo que es más parca en palabras Ione Astondoa es a la hora de hablar de precios, que es un tema, confiesa, que no le gusta tratar. “Depende de la eslora. No es barato. Es un producto de lujo. Digamos que se puede partir desde unos 300.000 euros”, es lo único que dice respecto al tema.